sábado, 10 de marzo de 2012

Capítulo 3

Cuando llegué a mi casa le conté a mi mamá todo lo que pasó. Pero me dijo que no me preocupara.

-La Sra. Correa siempre ha sido así. Incluso antes de que naciera su hijo-me dijo ella.

-Pero, ¿por qué es así?- le pregunté yo.

-No tengo idea.

Sinceramente, si deseas saber algún tipo de información sobre algo o alguien, no vayan con mi mamá. Nunca sabe nada o sabe muy poco.

Entonces, como mi mamá no pudo darme la información que quería, fui directamente con mi papá. Estoy segura de que él sí debe saber algo sobre esa familia.

Subí las escaleras hacia el 2do piso y entré en el despacho de mi papá que es la 1era puerta a la izquierda. Su despacho o estudio, como quieran llamarle, tiene vista al jardín trasero donde hay un gran árbol que no deja pasar mucha luz y a veces el estudio está un poco oscuro.

Cuando entré, mi papá estaba sentado en su escritorio utilizando la computadora. Al cerrar la puerta detrás de mí, mi papá se dio cuenta de mi presencia y me saludó con una sonrisa.

-Hola Sofía, ¿que se te ofrece?

-Me gustaría hacerte unas preguntas acerca de algo.

-Y, ¿sobre qué me quieres preguntar?

Dudo un poco antes de responder.

-Quería preguntarte acerca de la familia Correa.

Al decirle aquello, veo que se asombra un poco.

-¿Por qué quieres preguntar sobre ellos?

-Es que he visto que la Sra. ha estado actuando un poco raro.

Le cuento lo que sucedió en el camino de vuelta a casa. Me escucha atentamente hasta que termino de contarle mi historia.

Cuando termino, la habitación se queda sumida en un gran silencio. Debieron pasar algunos segundos, quizá un minuto, pero a mí me parecieron horas.

Luego del largo silencio, mi padre se atreve a romperlo y me dice:

-Bueno, Sofía, con respecto a eso; la Sra. Correa actúa de esa forma porque si mal no recuerdo cuando ella era pequeña tuvo una infancia muy difícil. Creo que ella es así porque no quiere que su hijo tenga una mala infancia.

-Pero, ¿qué le ocurrió?

-No lo sé, yo no era amigo de ella, nadie se acercaba a ella. Creo que ninguna persona lo sabe con exactitud.

-¿Y quien lo puede saber con exactitud?

-No tengo idea. Como no tenía amigos, no se lo contaba a nadie. Lo siento hija, pero no puedo ayudarte a saber eso.

Estaba muy decepcionada. Ni siquiera mi papá, que lo sabe casi todo sobre las personas del pueblo, me pudo dar respuestas. Me despedí y salí del estudio. Me dirigí a mi cuarto, que está del lado derecho del pasillo.

Me tiré en mi cama y me quedé mirando el techo sin hacer nada más. En frente de mi cama está mi escritorio con la tarea que debía hacer pero no tenía ganas de hacerla.

-"La haré después de la cena"- pensé.

Me levanté de la cama y me acerqué a la ventana. Mi cuarto, al contrario del estudio de mi papá, da hacia la calle. Cuando estoy aburrida o quiero reflexionar sobre algo, lo único que tengo que hacer es sentarme y ver a las personas pasar.

Me quedé sentada durante un buen tiempo hasta que mi mamá avisó que la cena estaba lista y em sacó del trance en el que estaba.